domingo, 17 de julio de 2011
Mi adios para Facundo Cabral
martes, 5 de julio de 2011
Palabras para Porfirio Jiménez (Joven)
Por Bienvenido Matos Pérez
Hay seres que nacen para una misión determinada, otros nacen, crecen, se desarrollan y al final es poco lo que puedes recordar de ellos, pero para el caso que ocupa estas palabras para el panegírico que los familiares del personaje a quien hoy despedimos del mundo de los vivos y que dentro de poco será solo recuerdo en razón de que su nombre quedara inscrito en la eternidad con caracteres indelebles, me refiero al ciudadano barahonero Porfirio Jiménez (Joven), o como se dio a conocer en una época de su fructífera vida, Joven “El ebanista que canta” no será así y no lo será porque la vida de este ilustre barahonero tendrá que ser recordada siempre por su trayectoria artística tres veces dimensionada y bien valorada por los que lo conocieron, fue desde los primeros días de su juventud un artista de la madera que supo hacer de este arte de la ebanistería un encanto para todos los que apreciaron su obra, al grado de que se llego a creer siempre que era uno de los mejores en este difícil arte de hacer agradable a los ojos de las personas los trabajos y las obras que realizaba, fue además músico de los buenos músicos de aquellos que además de poseer las musas para recrear la inspiración artística cultivo los estudios de los grandes músicos y compositores de la humanidad lo que lo doto del conocimiento suficiente para ser un músico de grandes conocimientos.
De Porfirio Jiménez se pueden decir muchas cosas, fue un bohemio empedernido, romántico, quizás el músico provinciano que mas boleros compuso, todos de extraordinaria calidad y de enorme contenido lirico y emocional, hombre que supo escribir música y que parecía que la inspiración lo perseguía permanentemente, recuerdo una vez que mientras trabajaba en su taller de ebanistería me pidió un pedazo de papel para que no se le olvidaran las letras de una canción que las musas que parecían vivir enamoradas permanentemente de él habían dejado depositadas en lo más profundo de sus sentimientos minutos antes de yo apersonarme a su taller.
Fue también poeta, en el arte de la poesía le canto a la mujer suroestana para prestigiar su grandeza, sus encantos y más que nada para con sus notas dejar pequeñas porciones del amor que sentía por el sexo femenino, poesías debe haber escrito más de Dos Mil, todas hermosas, inspiradas y cultivadas en un corazón que nació para el arte y para cantar al amor, ojala que esta obra poética no desaparezca y que las futuras generaciones, un día puedan abrevar en ese oasis de sentimiento, de ternura, en ese emocionante mundo de las bellas emociones que Porfirio Jiménez (Joven) construyo con sus sentimientos, con sus esencias, al grado que uno puede decir que este hombre, excepcional tenía el alma contagiada de ternuras y que puedan las futuras generaciones hallar en Porfirio Jiménez el ejemplo de un hombre que fue útil, que fue noble y que fue grande no obstante no haber sido hijo de las riquezas.
Por ello al expresar estas palabras de despedida frente al cuerpo sin vida de un amigo que quise entrañablemente y que también me distinguió y me aprecio desde lo más profundo de su alma lo hago con el corazón saturado de penas, cuando muere un poeta la patria se resiente en sus entrañas, cuando muere un hombre noble la patria se resiente en su nobleza, pero cuando muere un hombre bueno, cuando muere un artista y Porfirio Jiménez lo fue de los pies a la cabeza, la patria también se llena de tristeza.
Al depositar tus restos mortales en la tierra que te vio nacer no tengo que pedir paz, hace mucho que tu entendiste que Dios es el dado de la vida eterna y te arrimaste a él y te congregaste con él y testificaste con él desde tu membrecía en la Iglesia de los Santos de los últimos días porque comprendiste que solo el arrepentimiento nos lleva a la vida eterna, vete en paz hermano Porfirio, tú te la mereces y yo espero que Dios te la de cómo él la ha ofrecido Paz, pero Paz eterna.
Los que quedamos, los que te conocimos tenemos el deber de recordarte, “Con la muerte el hombre descansa de su trabajo, pero su obra a él le sigue”.
Adiós hermano Porfirio Jiménez (Joven).