Resultaba insostenible que Barahona fuera la última en modernizar sus instalaciones, mientras que otros centros-surgidos posteriormente-están funcionando en sus nuevos locales. La lucha para que a nuestra comunidad académica se le hiciera caso, fué, es y será ardua. Por razones que nadie se explica las construcciones de los demás centros se hicieron al vapor, mientras que en Barahona las cosas marchan a la velocidad de un furgón sin ruedas.
Cuando arribamos a la edificación, nos encontramos con unos pocos obreros, cuya mayoría estaba durmiendo plácidamente la siesta.
Tienen sobrada razón quienes protestan en Barahona por la pronta finalización de esta obra. Nuevamente se nos quiere meter la enema de que “no hay cuartos”. De que se agotó el presupuesto. De que hay que esperar.
La colectividad barahonera tiene mucha razón cuando reclama la finalización del CURSO pues la dispersión de aulas, alumnos, profesores y autoridades, se refleja adversamente sobre la dinámica académica.
De igual modo, la comunidad barahonera debe estar bien alerta en la calidad de los materiales, la terminación y las obras conexas a esta infraestructura. Nos referimos a adecuados sistemas de desagüe, tuberías sanitarias, drenaje y alcantarillado, etc. Recordemos que estamos ubicados en una zona de huracanes. Algunos centros universitarios ya inaugurados, se ha dicho que confrontan problemas de filtración.
Otros elementos a tomar en consideración, son las “fallas ocultas” en filtrantes, cableado eléctrico y telefónico, sistemas de seguridad y contra incendio. También hay que vigilar la calidad de los equipos sanitarios, de los pisos, pintura, bombillas, mobiliario, sistemas de iluminación y amplificación, así como procurar que los equipos eléctricos y electrónicos, sean de marcas reconocidas. También la iluminación de las áreas de recreo y de acceso al Centro.
De igual modo, hay que tener presente la calidad del asfalto de las calles y del material del techo para evitar filtraciones. Sin ser expertos en estos temas, los barahoneros debemos estar conscientes de que esta infraestructura moderna para ser eficiente, debe contar además con buen equipamiento para su cocina, una planta eléctrica de calidad y una gran cisterna con maquinaria adecuada para atender la demanda presente y por los próximos diez años.
No aceptemos más recortes por “falta de cuartos”. YATABUENO de que cada vez que piensan ahorrar algo en el presupuesto nacional, sólo piensen en Barahona. Mientras el CURSO está paralizado, obras que se comenzaron hace poco en calles de la capital, le sobran las papeletas !!!!!!!!
Por último, aspiramos a un buen local académico. No a un barco bonito y vacío. Tenemos que reclamar un Centro Universitario de verdad. No un cascarón con dibujitos a colores. Equipos modernos en los laboratorios de ciencias, de informática de idiomas y de otras disciplinas, debe formar parte integral de las edificaciones a inaugurarse. Si ha costado mucho llegar donde estamos, peor será cuando el edificio grandote sea inaugurado (pero sin equipos) y los constructores se hayan ido para otro sitio.
Un edificio de esta magnitud, merece disponer aunque sea de un ascensor de carga. Pensemos en el futuro. No es posible que una infraestructura del siglo XXI, se le maneje con criterios del pasado. No caigamos en la trampa de que la modernidad es un lujo. No nos dejemos chantajear. Mientras en otras partes del país se derrocha el dinero de los contribuyentes en edificios fastuosos y remodelaciones de oficinas de funcionarios, en Barahona se quiere recortar todo.
Es bueno tener presente que los buenos deseos de ver terminado el centro universitario nos ciegue frente a problemas pendientes como el caso del entorno, el cual está plagado de viviendas, casuchas, potreros, vacas cagonas, calles estrechas y numerosos limitantes que afectan la necesaria solemnidad académica. Esto debe ser corregido cuanto antes.
No es una “caballo regalao” lo que nos están entregando. Se trata de una obra pública costeada con los recursos del pueblo dominicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario